El día que Roberto Calderón estaba sentado en la banca de atrás
“Si alguien tiene algún impedimento para que este unión se realice que hable ahora o calle para siempre”.
Desde una de las bancas de atrás, en la iglesia Torcoroma (Barranquilla), Roberto Calderón escuchó las palabras del sacerdote y experimentó el deseo de levantarse y gritarles a todos los presentes que la mujer que se estaba casando era su novia y que además a quien ella amaba era a él.
‘Sentimientos encontrados’ se apretujaban en su corazón; no sabía en ese momento si era porque de verdad estaba enamorado de la mujer que estaba perdiendo o si era la reacción propia del hombre con el orgullo herido, al saber que “la que hace una hora era mi novia hoy se entrega a otra persona diciendo que sí”.
Ocurrió en el año 83. “Ella era una de esas novias a las que uno no les presta la debida atención. Yo la embolataba, iba a visitarla un día al mes, pero ella estaba realmente enamorada de mí. Me reclamaba y yo le decía que era por la universidad, que tenía mucho estudio”.
Pero, aunque la joven estaba enamorada y le había aguantado muchas ausencias a su novio, un día ‘abrió los ojos’ y aceptó que ese noviazgo no funcionaba; entonces entendió que debía mirar hacia otro horizonte.
Fue por eso que decidió aceptarle la propuesta de matrimonio a un joven piloto. “Me mandó a decir que se iba a casar y yo dije ¿cómo así que se va a casar, si el novio soy yo y no sé nada?, pero un día me llegó la tarjeta de invitación al matrimonio; entonces entendí que la vaina iba en serio”.
Al conocerse en Barranquilla la noticia del matrimonio de la joven, muchas personas pensaron que su esposo sería Roberto Calderón porque era el novio que le conocían, pero al ver la tarjeta de invitación se enteraron que su relación había terminado.
Lo que experimentó el compositor lo describe hoy con un refrán popular: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Transcurrió un mes y llegó el día del matrimonio, programado para las seis de la tarde.
“Yo estaba pendiente ese día. Compré una botella de Old Parr y me puse a tomar. En la tardecita me fui para la 84 con 51B (Barranquilla) y me quedé en una droguería que está frente a la Iglesia; estaba ‘campaneando’.
Desde su escondite vio llegar a la novia vestida de blanco, hermosa; vio a todos felices. Era un día de especial para todos, menos para él, que estaba a pocos minutos de ese ‘Sí, acepto’ que le ‘partiría el alma’.
“No sabía qué hacer. ¿Me voy, me quedo…? Atravesé la calle, entré a la iglesia y me senté en la banca de atrás. Justo en ese momento el ritual pasaba por un momento crucial: el padre dijo ¿Quién se opone? y yo tuve ganas de gritar que yo, porque sabía que ella se casaba amándome a mí. Había algo de orgullo de hombre porque sabía que ella me quería”. Sin embargo, Roberto Calderón se aguantó y dejó que el destino siguiera su curso normal.
‘Esta es mi historia’
La ceremonia matrimonial fue alegre. Hubo brindis y augurios de felicidad para los recién casados. El compositor salió de la iglesia con su orgullo hecho trizas; entonces dejó que sus sentimientos ‘hablaran’ y los plasmó en una canción titulada ‘Esta es mi historia’, la cual fue grabada al año siguiente por los Hermanos Zuleta, en una producción musical llamaba ‘039’.
“Esa es una canción que empecé como las obras de García Márquez: por el final y luego sí conté toda la historia”, explica Calderón Cujia, quien adornó su composición con detalles que acentuaron lo intempestivo de la boda, por ejemplo cuando hace alusión al novio que no compró el tiquete y llegó sin equipaje, pero se embarcó en el avión. Ese tiquete y equipaje no es más que los elementos propios de planes y no de improvisación.
Esta es mi historia ‘escribió’ su propia historia y hoy, 25 años después de grabada, se escucha en parrandas en las que se le rinde honor al vallenato auténtico.
Datos:
Cuando esta canción fue grabada, en 1984, en San Juan del Cesar una pareja de esposos estuvo a punto de separarse, debido a que él era un homónimo del compositor Roberto Calderón y pensó que su esposa le había mentido y tenía otro novio. Fue necesario que el compositor hiciera las respectivas aclaraciones.